¿Qué revisar antes de colar una losa de concreto?

¿Qué revisar antes de colar una losa de concreto?

La visita de supervisión previa al colado de una losa maciza de concreto armado es un paso crucial para garantizar la seguridad estructural y la calidad de la obra. Durante esta inspección, el supervisor verifica diversos aspectos técnicos conforme a los planos y las normativas vigentes, asegurándose de que todo esté en orden antes de vaciar el concreto. Omitir o descuidar esta revisión puede derivar en defectos graves e incluso accidentes. De hecho, la normativa mexicana exige que antes de colar cualquier elemento estructural se inspeccione la cimbra (encofrado), la solidez de la obra falsa o apuntalamientos, la correcta colocación del acero de refuerzo y la posición de ductos o instalaciones embebidas. Asimismo, estudios de seguridad en obras señalan que aproximadamente un 13% de los accidentes en construcción se deben al colapso de techos o losas durante o poco después del colado, atribuido a deficiencias en el diseño o supervisión del sistema de apuntalamiento. Por ello, es fundamental realizar una supervisión minuciosa antes del colado.

A continuación, se presentan los puntos clave que se deben revisar en una visita de supervisión previa al colado de una losa maciza, con un enfoque práctico basado en criterios estructurales y normativos aplicados al contexto mexicano.

Revisión de la cimbra y apuntalamiento

Una de las primeras inspecciones debe enfocarse en la cimbra (encofrado) y su sistema de apuntalamiento. La cimbra es el molde temporal que dará forma a la losa, y su correcta instalación determina la geometría y nivelación del elemento. Se debe verificar lo siguiente:

  • Resistencia y rigidez: La cimbra y los puntales deben ser suficientemente robustos para soportar el peso y la presión del concreto fresco sin deformaciones excesivas. Los moldes (tablones, triplay, etc.) han de estar en buen estado, correctamente armados y arriostrados (con diagonales de refuerzo) para evitar pandeos o desplazamientos laterales. Es recomendable inspeccionar que los puntales estén firmemente anclados tanto al encofrado superior como al piso inferior, fijados con clavos y alambre recocido, y con crucetas o amarres diagonales que impidan su movimiento. Un ejemplo práctico es el uso de vigas madre y largueros distribuidos regularmente (p. ej., vigas principales cada 60 cm y secundarios cada 50 cm) con plataformas de triplay de 19 mm, tal como recomiendan guías constructivas, asegurándose de que la plataforma quede nivelada y sin huecos por donde pueda fugarse la mezcla.

  • Nivelación y alineamiento: Con ayuda de niveles láser o manguera, comprobar que la cimbra está a la altura adecuada según el peralte (espesor) de la losa especificado en planos. Toda la superficie del encofrado debe estar nivelada o con las pendientes requeridas (por ejemplo, en azoteas que llevan inclinación para drenaje). También revisar que el perímetro de la cimbra esté bien alineado con la posición de la losa en planta (respaldado en muros, vigas o límites establecidos por el proyecto).

  • Espacio para recubrimiento: Es fundamental verificar que la cimbra no esté en contacto directo con las varillas de refuerzo. Debe haber un espacio suficiente entre el encofrado y el acero para lograr el recubrimiento mínimo de concreto requerido alrededor de las barras. Esto evita que, al retirar la cimbra, queden partes de acero expuestas. En México, las Normas Técnicas Complementarias establecen un recubrimiento libre mínimo de ~15 mm para el acero en losas de concreto reforzado (bajo condiciones interiores normales), aunque en la práctica suele usarse ~2 cm como margen de seguridad. Asegurarse de que cada varilla cuenta con ese recubrimiento (mediante separadores, “chapulines” de concreto/plástico u otro apoyo) es un punto de supervisión obligatorio.

  • Limpieza y preparación del encofrado: La cara interior de la cimbra debe estar limpia, libre de polvo, aceite excesivo, clavos sueltos, aserrín u otros residuos que puedan contaminar el concreto. Antes del colado es conveniente aplicar un desmoldante (por ejemplo, aceite quemado usado) sobre la cimbra de madera para impermeabilizarla ligeramente; esto evita que la madera absorba agua de la mezcla, que se hinche, o que el concreto se adhiera en demasía a los tablones. También se recomienda humedecer la cimbra con agua horas antes del colado si no se aplicó aceite, para que no esté seca al contacto con el concreto (siguiendo las prácticas tradicionales de obra).

  • Grietas, huecos o fugas: Inspeccionar que no queden huecos entre las juntas de la cimbra por donde pueda escapar la lechada del concreto. Si se observan espacios, sellarlos con tiras de madera, espuma, cinta ducto u otro medio. Prestar especial atención a las esquinas y encuentros entre tablones. Una cimbra bien sellada previene pérdidas de finos y lechada, lo que podría afectar la calidad de la losa en esos bordes.

Un colapso o falla de la cimbra durante el colado puede tener consecuencias graves. Lamentablemente, se han documentado casos en los que la cimbra cedió bajo el peso del concreto fresco, provocando accidentes. Por ejemplo, en Durango (México) colapsó una sección de ~50 m² de cimbra apenas iniciada la operación de vaciado, cuando las tablas y polines que la sostenían comenzaron a ceder por el peso del concreto. Este tipo de incidentes refuerza la importancia de supervisar meticulosamente la estabilidad y resistencia de la cimbra antes de autorizar el colado.

Inspección del acero de refuerzo

El armado de acero de la losa es el esqueleto que le dará su resistencia, por lo que el supervisor debe corroborar que esté conforme al plano estructural y a las normas aplicables. Los siguientes aspectos son esenciales:

  • Cantidad, diámetros y separación de barras: Contar las varillas y mallas para asegurarse de que corresponden a la cuantía de diseño. Verificar los diámetros (calibres) de las varillas instaladas y su separación (cuadrícula del emparrillado) según lo especificado en planos de estructura. Cualquier discrepancia (por ejemplo, barras omitidas o con espaciados mayores a los proyectados) debe corregirse antes del colado.

  • Anclajes y traslapes: Revisar que los traslapes o empalmes de barras cumplen la longitud mínima requerida (que típicamente es de 40 diámetros de la barra o más, dependiendo de la norma y la posición). Las puntas de varilla que terminan en apoyos deben anclarse correctamente (ganchos o dobleces si así lo indica el proyecto). En los bordes libres de la losa, las varillas deben tener ganchos de anclaje o extenderse adecuadamente para desarrollar su esfuerzo dentro del concreto.

  • Posición y sujeción: Comprobar que el acero está colocado a la altura correcta dentro del peralte de la losa. Generalmente, en losas macizas de entrepiso se coloca un emparrillado principal cerca de la cara inferior (a unos ~2 cm del fondo, usando separadores) y, si el diseño lo requiere, acero complementario cerca de la cara superior (p. ej., sobre apoyos o como refuerzo de temperatura). Todas las varillas deben estar firmes en su posición, amarradas con alambre recocido en las intersecciones suficientes para que no se desplacen durante el colado. El supervisor debe intentar mover con la mano alguna varilla: si nota holgura excesiva, se requieren más amarres o soportes. También es importante que las llamadas “chapas” o calzas (separadores de acero, plástico o mortero) se coloquen debajo del armado inferior, de modo que mantengan el recubrimiento uniforme en toda la losa.

  • Recubrimiento y limpieza del acero: Como se mencionó, las varillas no deben tocar la cimbra ni sobresalir de la losa. El recubrimiento mínimo nominal en losas interiores es ~15–20 mm, y en elementos expuestos a la intemperie puede ser mayor (p. ej., 40 mm en ambientes húmedos o costeros). Asegurarse de que haya separadores suficientes para garantizar estos recubrimientos. Además, el acero de refuerzo debe estar limpio, sin aceite, sin restos de concreto antiguo y con corrosión superficial mínima (una ligera pátina está permitida, pero no costras de óxido sueltas). Cualquier suciedad significativa (grasa, pintura, lodo) debe ser removida, ya que puede interferir con la adherencia acero-concreto.

  • Detalles especiales: Inspeccionar refuerzos locales en zonas críticas: por ejemplo, refuerzos alrededor de aberturas o huecos en la losa (alrededor de ductos de aire, tragaluces, hueco de escalera, etc.), refuerzos negativos sobre columnas o muros (barras superiores en zonas de momento negativo si la losa es continua), y refuerzos en bordes libres o balcones (a veces se requieren refuerzos de borde o mallas adicionales). Cada uno de estos detalles debe estar instalado según planos. Un caso común en México es que en obra se coloquen “armados extras” empíricos; el supervisor debe contrastar estos contra el plano estructural y la memoria de cálculo, aprobando solo lo que sea congruente estructuralmente.

En esencia, antes de colar se debe tener la certeza de que el armado de acero es el correcto y está estable. La obra reglamentaria señala que la supervisión debe confirmar la correcta colocación y firmeza del acero para concreto antes del vaciado, ya que una vez que se llena de concreto, cualquier corrección es imposible. Un buen armado garantiza que la losa alcanzará la resistencia prevista y evitará patologías futuras (fisuración excesiva, deflexiones, etc.).

Instalaciones embebidas y otros elementos incrustados

En las losas suelen integrarse diversas instalaciones y elementos que deben preverse antes del colado. Durante la visita de supervisión se revisa que todas estas instalaciones estén en su lugar y correctamente ejecutadas, ya que muchas de ellas quedarán embebidas en el concreto:

  • Instalación eléctrica y ductos: Es frecuente colocar tuberías eléctricas (conduit de PVC o metálico) dentro de la losa para luces, contactos u otros servicios. El supervisor debe verificar que la ruta de todas las tuberías eléctricas corresponde a los planos de ingeniería eléctrica o a los acuerdos de obra, y que no interfieren con el acero estructural principal. Las tuberías deben estar bien sujetas (amarradas al acero de refuerzo) para que no flotEN ni se muevan con el empuje del concreto durante el vaciado. Además, se debe cuidar que ninguna tubería quede demasiado cercana a la superficie del concreto: por norma, el recubrimiento de concreto alrededor de cualquier ducto embebido no debe ser menor a ~40 mm cuando se trata de elementos expuestos a la intemperie (para evitar corrosión o deterioro), y se recomienda mantener al menos 20 mm incluso en elementos interiores. Si alguna tubería queda con recubrimiento insuficiente, habrá que reubicarla más profundamente o protegerla adecuadamente.

  • Plomería y drenajes en la losa: En losas de azotea es común tener salidas para drenaje pluvial (colas de pato, bajantes) o en losas sanitarias tener pases para tuberías de agua y drenaje. Todos estos tubos o manguitos deben estar colocados en la posición correcta (según planos arquitectónicos/hidrosanitarios). El supervisor comprobará diámetros y localizaciones: por ejemplo, que las salidas de drenaje en azotea estén en los puntos más bajos de la pendiente y tengan el diámetro especificado. Los tubos verticales (p. ej., ventilaciones sanitarias) que atravesarán la losa se suelen montar antes del colado, dejándolos fijos y sellados en la cimbra. Hay que asegurar que estén bien sujetos y aplomados. Ninguna tubería grande debe cruzar la losa sin la debida reserva en el diseño estructural; si se hicieron cambios en obra para abrir un hueco no contemplado, el supervisor debe notificar al calculista para reforzar esa zona si es necesario.

  • Elementos embebidos o insertos: Además de instalaciones, a veces se deben colocar en la losa otros elementos: p. ej., placas de anclaje, armaduras para muros o pilares que se inician sobre la losa, ganchos o pernos para sujetar equipos, etc. Es importante verificar que todos estos insertos estén posicionados y firmes según los planos. Por ejemplo, si hay varillas de arranque (esperas) para un futuro muro de concreto o mampostería, deben estar colocadas en el número y posición requerida (alineación, verticalidad y desarrollo apropiado). Cualquier ancla o placa metálica debe fijarse en la cimbra con seguridad (usualmente con tornillos o alambre) para que no se mueva con el colado, y considerando el recubrimiento adecuado de concreto alrededor.

  • Aberturas y reservas: Si la losa requiere aberturas (huecos) para escaleras, ductos de aire acondicionado, montacargas u otros, el supervisor debe checar que estén correctamente dejadas. Esto implica que la cimbra tenga los huecos correspondientes reforzados en sus bordes (un marco de madera formando la abertura) y que el acero de refuerzo alrededor de dichas aberturas esté reforzado (generalmente con dobleces o marcos de varilla extra alrededor del perímetro del hueco, según detalle estructural). Verificar dimensiones y ubicación de cada abertura es vital, ya que un error en esta etapa sería difícil de corregir después (implicaría cortar concreto, comprometiendo la estructura). También confirmar que se hayan previsto pasos o sleeves si se van a pasar tuberías gruesas posteriormente por la losa: a veces se colocan tubos de PVC como reserva para instalaciones futuras; estos deben estar asegurados para que no se obstruyan ni se desplacen.

En resumen, todas las instalaciones embebidas y elementos no estructurales que deban quedar dentro o atravesando la losa tienen que estar colocados antes del colado y revisados. La norma de construcción establece que la supervisión debe permitir la inspección de ductos y elementos embebidos antes de autorizar el vaciado. De este modo, se evitan costosas perforaciones o rompimientos posteriores que puedan debilitar la estructura.

Dimensiones, nivelación y geometría de la losa

Otra tarea durante la visita de supervisión es corroborar que la geometría de la losa coincida con lo proyectado. Algunos puntos importantes a verificar:

  • Espesor (peralte) de la losa: Confirmar que la altura entre la cimbra y la cara superior de la losa será la correcta. Muchas veces el espesor está definido en planos (por ejemplo, 12 cm, 15 cm, etc. para una losa maciza típica en vivienda). Se puede medir con una cinta o regla desde la cimbra hasta la parte superior del acero superior (sumando el recubrimiento) para tener certeza. También revisar que el espesor será uniforme en toda el área, salvo detalles locales de nervaduras o goterones si existieran.

  • Extensión en planta: Verificar las dimensiones en planta de la losa. La cimbra debe cubrir todo el contorno definido en los planos estructurales y arquitectónicos. Chequear largos y anchos contra las medidas de proyecto, incluyendo voladizos (si la losa vuela más allá de un apoyo, asegurarse de que la cimbra forma correctamente ese volado). Prestar atención a alineaciones: por ejemplo, que el borde de la losa quede a ras con el eje del muro o columna que la soporta, según indicado en planos estructurales.

  • Pendientes o nivelación especial: Si la losa requiriera una pendiente (caso común en azoteas para desalojo de agua), corroborar que esté considerada. Esto puede implicar que la cimbra no vaya completamente nivelada sino inclinada o escalonada según sea el caso, o que se planifique un espesor variable. El supervisor debe entender el sistema propuesto para lograr la pendiente (ya sea con cuñas en la cimbra, con un relleno posterior de pendiente muerta, o variando el colado). Cualquier confusión sobre cómo se logrará la pendiente debe aclararse con anticipación.

  • Integración con elementos adyacentes: Revisar cómo la losa se conectará con otros elementos. Por ejemplo, si colinda con una trabe o viga de concreto colada previamente, verificar que la cimbra esté dispuesta para lograr una unión monolítica adecuada (muchas veces las losas se colan junto con sus trabes monolíticamente). Asegurarse de que no haya separaciones indeseadas. Si la losa llega a muros de mampostería, verificar si se dejarán castillos de amarre o varillas de conexión. Todos estos detalles deben estar listos antes del colado.

  • Juntas de construcción (si las hay): Lo ideal es colar la losa completa en una sola etapa. Sin embargo, si por alguna razón está prevista una junta de construcción (por área muy grande o programaciones), el supervisor debe checar que la ubicación de la junta sea la indicada en planos y que esté debidamente preparada (p. ej., con un elemento de “llave” de corte, con barras de continuación, o con un tratamiento de superficie específico). De no estar contempladas juntas, insistir en colar todo de una vez para evitar juntas frías.

Al final, se trata de garantizar que la losa tenga las dimensiones y forma correctas. Cualquier modificación de última hora (como cambios de espesores, añadir alguna abertura, etc.) debe contar con aprobación del proyectista estructural, ya que podría afectar la capacidad de la losa. La supervisión, al medir y cotejar dimensiones, actúa como control de calidad previo para que el elemento construido refleje fielmente lo proyectado.

Preparativos finales antes del colado

Habiendo verificado la cimbra, el acero y la geometría, el supervisor debe cerciorarse de una serie de preparativos finales justo antes de autorizar el colado de la losa. Estos incluyen consideraciones de logística, condiciones ambientales y control de calidad del material:

  • Limpieza general: Inmediatamente antes del colado, toda la superficie y elementos dentro de la cimbra deben estar limpios y libres de materiales extraños. Es decir, retirar polvo, arena suelta, trozos de alambre, colillas, madera u objetos que hayan caído sobre la cimbra o entre el acero. También se debe eliminar cualquier charco de agua acumulada por lluvia (el concreto no debe vaciarse sobre agua estancada). Si la obra está en un sitio con mucho polvo, conviene soplar con aire o usar aspiradora industrial para asegurar limpieza, ya que el polvo excesivo puede crear una capa de lechada débil en la superficie del concreto.

  • Humedecimiento de superficies de contacto: Si la losa va a descansar o conectar con elementos de concreto ya endurecido (por ejemplo, los castillos o trabes colados previamente), es recomendable humedecer esas juntas frías antes del vaciado. Esto ayuda a una mejor unión y evita que el concreto viejo absorba el agua del nuevo. De igual forma, como se mencionó, humedecer la cimbra de madera si no se hizo ya, para que no absorba agua abruptamente del concreto fresco.

  • Revisión de clima y horarios: Planificar el colado considerando el pronóstico del tiempo. No se debe colar si hay amenaza inminente de lluvia fuerte, pues esta podría lavar el cemento de la superficie recién colada o generar defectos. Tampoco conviene colar con temperaturas ambiente muy bajas (riesgo de fraguado lento o congelamiento) o extremas de calor sin medidas de curado. En muchas regiones de México, lo ideal es iniciar el colado temprano por la mañana (entre 7:00 y 9:00 am) para aprovechar las horas más frescas. Esto permite que el concreto comience a fraguar antes del calor del mediodía, reduciendo agrietamientos por evaporación rápida. La supervisión debe verificar que el proveedor de concreto premezclado esté programado para esa hora, o que los materiales para preparar la mezcla en obra estén listos a primera hora. Cualquier retraso en el arranque puede significar lidiar con sol intenso o incluso tener que continuar colando en la tarde, lo cual no es óptimo.

  • Equipos y personal preparado: Confirmar que se cuenta con el vibrador de concreto funcionando en obra (y con aguja de repuesto si es posible), ya que será indispensable para compactar la mezcla durante el colado. Asimismo, tener a la mano las herramientas necesarias: carretillas, palas, cubetas, y el personal suficiente y capacitado para distribuir, vibrar y dar acabado al concreto. Es útil repasar con el equipo la secuencia de colado (por dónde se iniciará, cómo se irán llenando paños de la losa, etc.) para evitar improvisaciones. Si la losa es muy grande, planear relevos para no agotar al personal clave.

  • Control de calidad del concreto: Si es concreto premezclado, revisar la remisión y el asentamiento (slump) al llegar la primera olla. El supervisor puede solicitar una muestra para cono de Abrams y cilindros de prueba si aplica. Asegurarse de que el resistente (f’c) y aditivos correspondan a lo especificado en proyecto. No permitir agregar agua de más en obra, ya que esto perjudica la resistencia. Si la mezcla se hace en obra, cuidar la dosificación según la proporción definida (por ejemplo, relación cemento:arena:grava y cantidad de agua). Todo esto forma parte de la supervisión de calidad antes y durante el colado.

  • Curas y protección posteriores: Aunque ocurre después del colado, es importante que desde antes se tengan listos los materiales para la cura del concreto. El supervisor debe verificar que se cuenta, por ejemplo, con láminas plásticas, costales húmedos, membrana de curado o algún medio para cubrir la losa inmediatamente después del acabado. Igualmente, prever protecciones contra lluvia si el pronóstico es incierto (lonas para tapar en caso de aguacero repentino). Una losa recién colada es vulnerable en sus primeras horas, así que la logística de curado debe estar lista de antemano.

Finalmente, antes de dar luz verde, la supervisión hará un recorrido final: revisar una vez más que no haya olvidos (por ejemplo, verificar que realmente todas las instalaciones eléctricas están – es común olvidar alguna caja de registro – o que algún operario no haya retirado accidentalmente un separador de acero). Esta es la última oportunidad para corregir detalles sin incurrir en retrasos o costos fuertes.

Cuando todo está conforme, se puede proceder con el colado teniendo la confianza de que la losa fue adecuadamente preparada. Una supervisión diligente en esta etapa previa reduce enormemente las posibilidades de fallas. Cada detalle revisado – desde un simple clavo en la cimbra hasta la posición de una varilla – contribuye a que la losa alcance su desempeño óptimo y una larga vida útil.

Referencias

Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI). (2020). Recomendaciones estructurales y constructivas para vivienda nueva (pp. 97–115). Subdirección General de Operación y Seguimiento. Recuperado de https://siesco.conavi.gob.mx/doc/tecnicos/recomendaciones/Estructura%20Recomendaciones%20constructivas.pdf

Milenio Digital. (2015, 28 septiembre). Cuatro albañiles lesionados al colapsar una cimbra. Milenio. Recuperado de https://www.milenio.com/policia/cuatro-albaniles-lesionados-al-colapsar-una-cimbra

Revelsa. (2021). Colado de una losa de entrepiso, ¿Qué necesito para comenzar? Blog de Tips y Consejos – Revelsa. Recuperado de https://revelsa.com.mx/colado-losa-de-entrepiso-que-necesito-para-comenzar/

Secretaría de Educación Pública (SEP). (2014). Normas y Especificaciones para Estudios, Proyectos, Construcción e Instalaciones: Vol. 6 Edificación, Tomo III Cimentaciones (Revisión 2014, pp. 3–7). México: INIFED. Recuperado de https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/105572/Volumen_6_Tomo_III_Cimentaciones.pdf

Solís, R. (2017). Cien meses de accidentes en la construcción en el sureste de México. Revista Ingeniería de Construcción, 32(3), 203–212. Recuperado de https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-50732017000300195

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